Por Ramón Velázquez
El raso Bernardo Santana Páez es uno de los símbolos de superación de la Policía Nacional; tiene 11 títulos conseguidos en poco tiempo, principalmente de cooperativismo, anti-drogas, programación de computadoras y en técnica aduanera.
A Santana Páez le nació su vocación por el orden público en su pueblo natal, Miches, específicamente en la casa de su abuela, donde operaba un hotel en el que comían guardias y policías.
Diariamente, el muchacho lustraba los zapatos a los agentes uniformados que comían en la casa de su abuela.
Su madre, mientras tanto trabajaba en una casa de familia en la ciudad capital, para que él pudiera continuar sus estudios.
Bernardo Santana Páez es un “enfermo” con los estudios.
Desde que ingresó a la Policía Nacional ha tenido facilidades para proseguir adelante en su preparación académica.
Su ingreso a la Policía Nacional se produjo en 1977, como raso. Antes estuvo preparado para hacerlo como cadete, pero se enfermó de úlcera y no pudo hacerlo.
Santana Páez es pendolista. También es experto en asuntos de control de drogas y hasta hace poco estuvo asignado a la sección de Asuntos Juveniles.
En la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) ha realizado dos cursos de cooperativismo.
Además, en la actualidad es estudiante de ciencias jurídicas de ese centro docente.
Santana Páez es un hombre polifacético: participó en un curso de periodismo científico que se celebró en la Republica Dominicana recientemente.
Sus estudios primarios los realizó en Miches, y luego terminó su bachillerato en la especialidad de ciencias Físicas y Matemáticas.
El raso es técnico en programación de computadoras y realizó un curso de acuacultura, en la secretaria de Agricultura.
Su meta es prepararse, prepararse y prepararse.
Para el agente policial no hay muchas diversiones, porque el servicio y los estudios acaparan su tiempo.
Pero cuando dispone de algún tiempo libre, se pone adelante de un aparato de comunicaciones de radioaficionados y se comunica con sus amistades.
Bernardo Santana Páez es un hombre joven. Tiene sólo 27 años.
¿Hasta dónde llegará? El no lo sabe, pero piensa que con sus estudios se abrirá campo en la institución del orden público.
Hace poco estuvo en Puerto Rico realizando un curso de cooperativismo y observando el desenvolvimiento de las cooperativas de la Policía de esa isla.
Trascripción del artículo publicado en el periódico Ultima Hora, Sábado 9 de agosto de 1980, Página 24.